martes, 24 de marzo de 2020

Diario de cuarentena. Día 10. Martes 24/03/2020

Increíble, pero cierto. Ya han pasado 10 días desde el anuncio de la prohibición de salir de casa, excepto en casos excepcionales. Además, se ha aprobado ya una ampliación de 15 días al período inicialmente establecido, por lo que el nuevo escenario nos lleva a como mínimo al 12 de abril. Sin embargo, lo realmente duro sigue siendo escuchar los números cada vez mayores de contagiados y fallecidos en todo el país, y prácticamente en todo el mundo. Actualmente en España la cifra llega casi a los 40.000 contagiados y casi 3.000 muertos, y la curva parece no tener techo. No queda otra que hacer caso a los expertos y seguir con el confinamiento, evitando exponerse lo máximo posible. Además, la extraña sensación de seguridad que te daba no tener conocidos entre los afectados va desapareciendo con las noticias de gente cercana afectada y algún fallecido. En China parece que la situación va mejorando, tras más de dos meses de confinamiento y parece que ya ven la luz al final del túnel. Aquí, sin embargo, parece que la penumbra sigue ganando terreno. 

Estando tan acostumbrados como estamos a ver películas con argumentos similares, en los que una pandemia mortal o un enemigo espacial asola la población mundial (Contagio, Estallido, 12 monos, ...) resulta algo sorprendente que estemos todos tan en shock. Siempre se ha dicho que la realidad supera a la ficción, con lo que deberíamos estar ya preparados. Además, están proliferando ahora en Internet declaraciones de gente reputada como Bill Gates en los que se apuntaba a la proximidad de una pandemia de este tipo y a la falta de preparación para evitarlo. Por tanto, no resulta tan extraño que esto esté pasando. Aparte de la actualización de datos sanitarios, la actualidad está marcada por la sucesión de cancelaciones en eventos de todo tipo, principalmente deportivos. El último ha sido los JJOO, previstos para este verano en Tokio y que, en principio se celebrarán en 2021. Es curioso que fue también Tokio la sede los JJOO que se cancelaron en 1940 por la II Guerra Mundial, hace ya 80 años. Y hace 40 años, en 1980, a punto se estuvo también de cancelarlos al estar en plena Guerra Fría entre EEUU y la Unión Soviética y que desembocó en el boicot de algunos países. En este caso, no se trata de una guerra, sino de algo más incontrolable e impredecible, por lo que la incertidumbre es si cabe todavía mayor. 

A nivel personal, la cosa funciona más o menos bien. Nos vamos acostumbrando a estar encerrados y los peques no parecen de momento muy agobiados. Más bien al contrario, cualquier excusa es buena para entretenerse. Empezamos a hacer videollamadas con la familia e incluso con amigos y de hecho el domingo disfruté de una buena cerveza en el balcón, mientras hablaba con Juanvi y Jose. Hoy Leo ha tenido también un breve encuentro con la seño Carmen y algunos compis de su clase, a cual más vergonzoso. Lo que está claro es que la vida sigue y hay que seguir caminando. Nosotros seguimos saliendo los cuatro al balcón a las 20.00 a aplaudir a todas las personas que siguen al pie del cañón y luchando por el resto (sanitarios, trabajadores, etc.) y a bailar un par de canciones. Ahora hay quien dice que estas concentraciones en el balcón también pueden ser foco de contagio. En fin, no sé cómo acabaremos. 

De momento, las industrias básicas siguen funcionando, y áreas como alimentación, energía, comunicaciones, logística u otros están garantizados. Pese a ello, resulta inquietante ir al súper y ver que muchos artículos están agotados y hay estanterías completas totalmente desvalijadas. Esperemos que el ritmo de contagio no vaya a más, porque entonces la histeria colectiva puede ser más peligrosa que el propio virus. 

Por cierto, he decidido no afeitarme hasta que podamos salir, con lo que llevo justo dos semanas con una barba cada vez más poblada (principalmente blanca). Está claro que si seguimos confinados hasta Navidad, Papá Noel tendrá un duro competidor.

Seguiremos informando. Besos y abrazos para todos. Todo irá bien o, como pone Leo en la foto, TOT ANIRÀ BÉ.


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